
La última sesión formativa de la Formación Básica antiRumores 2024 fue un taller que comenzó con una serie de ejercicios diseñados para despertar el cuerpo, la mente y fomentar la cohesión grupal. Estas actividades iniciales nos ayudaron a conocernos como grupo, romper barreras y abrirnos al trabajo colectivo desde un lugar de confianza y conexión. A través de juegos dinámicos, se creó un ambiente de apertura y disposición para profundizar en temas complejos desde una perspectiva vivencial.
Una de las dinámicas principales fue “La Isla”. En esta actividad, dividimos al grupo en cuatro aldeas, cada una con un canto característico. Durante el ejercicio, algunas personas viajaban a otras aldeas, mientras que otras permanecían en la suya. Esta dinámica sirvió como una metáfora para explorar experiencias relacionadas con la migración. Al finalizar el juego, compartimos nuestras sensaciones:
● Personas que migraron entre aldeas: Expresaron sentimientos de desorientación, invisibilidad y frustración. Hubo quienes intentaron aprender el canto de la nueva aldea, pero sintieron que no eran escuchadas en su esfuerzo.
● Personas que no se movieron: Algunas intentaron enseñar su canto a quienes llegaban, sin reparar en las canciones que estas personas traían consigo.
Esta reflexión conjunta permitió conectar con las emociones de quienes migran y analizar comportamientos inconscientes de quienes permanecen en sus lugares. La actividad destacó cómo los procesos de inclusión o exclusión pueden manifestarse en interacciones cotidianas.
En la siguiente parte del taller trabajamos con teatro-imagen. Se propuso construir una imagen colectiva que representara una frontera. La mitad del grupo formó la imagen, mientras la otra mitad observó y comentó. Aparecieron representaciones diversas: barreras, policías, personas que ayudaban a cruzar y migrantes. Después, las personas que formaban la imagen compartieron las emociones que experimentaron al encarnar su rol. Este ejercicio abrió un espacio para explorar las voces y perspectivas que suelen estar presentes (o ausentes) en los debates sobre las fronteras y la migración.
Para cerrar, realizamos una actividad introspectiva vinculada a experiencias personales. Caminamos por la sala y conectamos con recuerdos que nos generaran emociones fuertes relacionadas con los temas trabajados (injusticia, rabia, miedo, etc.). Al detenernos en un “stop” guiado, congelamos nuestras expresiones corporales para reflejar esas emociones. Luego nos agrupamos según las similitudes en nuestras posturas, compartimos brevemente nuestras historias y construimos escenas teatrales inspiradas en esas vivencias.
Al presentar estas escenas, el público participó activamente, haciendo preguntas a los personajes y ofreciendo comentarios sobre qué les dirían en esas situaciones. Esta última dinámica permitió practicar el rol de agente antiRumor, reflexionando sobre las formas en que podemos intervenir y comunicar de manera transformadora ante narrativas que refuercen estereotipos o exclusión.
El taller nos conectó con emociones y realidades complejas desde la vivencia personal y colectiva. Las dinámicas realizadas destacaron la importancia de reconocer y cuestionar comportamientos, actitudes y narrativas que perpetúan desigualdades, abriendo espacio para la empatía y la acción consciente.